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ABOGADO TIC - ACEPTAMOS PAGOS EN BITCOIN DESDE 2013 - Fundador de Click Jurídico
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2.1- 1998 primera experiencia
2.2- 2002-2006 El señor de los tornillos
2.3- 2000-2008 Trabajos por cuenta propia
2.4- 2012-now Abogado
2.4.1- 2012 Primeros pinitos en la abogacía
2.4.2- 2013 Lanzamiento de Click Jurídico
2.4.3- 2014 Pivotando hacia los activos criptográficos
2.5- 2015-now Docente todoterreno
2.5.1- 2015-now Profesor Escuelas de Posgrado
2.5.2- 2017-now Formador en el ámbito de la Administración de Justicia
2.5.3- 2017 Preparador de opositantes de Justicia
2.5.4- 2018 Profesor de robótica
3.1- 2000-2002 Del fracaso escolar a la formación autodidacta
3.2- 2005-2007 Compatibilizando trabajo y estudios
3.3- 2007-2012 Licenciatura en Derecho
3.4- 2012-2013 Opositando para juez
3.5- 2013-2017 Los 4 Máster del Universo
3.6- Otros cursitos
Cuando me hacen esta pregunta suelo contestar que, a pesar de encontrarme colegiado como abogado ejerciente, no me considero un abogado “al uso”; como decía Tom Hagen "tengo una práctica especial de la abogacía…” que hace que trabaje solo sobre materias y asuntos que realmente me apasionan o despiertan mi interés profesional (normalmente asuntos que tengan que ver con las TIC, dentro de las cuales llevo muchos años trabajando en el ámbito de los activos criptográficos, de la protección de datos y de la privacidad).
También soy docente, o maestro, o profesor, o formador, o preparador; no sabría muy bien como definirme dentro de este ámbito, ya que no tengo del todo claras las diferencias entre todos estos conceptos. Podríamos decir que dedico a enseñar y transmitir conocimiento a casi todos los nivele educativos, desde jóvenes de primaria (enseñándoles programación y robótica) hasta a Magistrados del Tribunal Supremo y del TSJ (enseñándoles a usar certificados electrónicos bajo pseudónimo para firmar sentencias) Se podría decir que soy un “todoterreno” de la enseñanza.
Me gusta mucho escribir. He publicado un par de libros y un capítulo en otro; defendido tres Trabajos de Fin de Máster y divagado en decenas de post y artículos jurídicos. Sin embargo, no creo que todo esto me convierta en escritor; aunque esto no es algo que me importe ya que escribo por puro hobbie, por el mero placer de enfrentarme ante una página en blanco y poder doblegarla mediante la concatenación de palabras.
Estos son los dos libros que he escrito hasta la fecha: "Blockchain y criptomonedas: cuestiones prácticas y jurídicas sobre esta tecnología disruptiva" (principios 2020) y "Los mercados negros de la darknet" (finales de 2020). Además, ya hay un tercero fraguándose. PD: tengo la sospecha fundada de que el algoritmo de Amazon esta penalizando mi libro sobre la Darknet ¿Será por las palabras clave que utilizo?🤔
Sintetizando: actualmente, mi actividad profesional se encuentra dividida en las siguientes áreas:
En la siguiente sección tienes más información sobre todas las actividades que he realizado a lo largo de la evolución de mi carrera profesional (algunas de las cuales todavía realizo).
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Emprendedor a los 15 años recién cumplidos. Para ello utilice todo el capital obtenido como regalo de cumpleaños (una grabadora Sony de CDs con una velocidad de grabación de 8x que llevaba meses pidiendo y un billete de 10.000 pesetas).
Para empezar con mi negocio tuve que crear una buena base de datos de canciones en formato mp3 para lo cual tenía Napster descargando música a 56 kbs todas las horas que me permitía mi tarifa de internet de 6 de la tarde a 8 de la mañana. A esta colección de MP3 descargada lentamente de internet también convertía a MP3 las colecciones de CDs de mis redes de amigos y conocidos. El coste de producción de un CD pirata con su caja y su portada y contraportada a color era de 120 pesetas y el precio de venta era de 500 pesetas por lo que el negocio era redondo teniendo en cuenta que los discos originales se vendían entre 1.500 y 2.500 pesetas.
El negocio fue viento en popa durante aproximadamente medio año; sin embargo, al llegar las navidades los Reyes Magos dejaron en muchos hogares un flamante Pentium con su grabadora de CDs incorporada, con lo que de golpe se me acabo el negocio al haber perdido el monopolio de la grabación, un monopolio que años después ostentaría el gremio de los “manteros”.
Esta fue la primera vez que mi conocimiento sobre Internet, software y hardware me había permitido estar un paso por delante de los usuarios medios y utilizar mi know how sobre descargas, copia de datos, cambio de formato de archivos y tratamiento de imágenes para obtener un beneficio económico ofreciendo un servicio a la mayoría de las personas que, por aquel entonces, no tenían los conocimientos ni los archivos y dispositivos necesarios para descargar su propia música y grabar sus propios CD.
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Después de dejar los estudios y pasarme casi un par de años aprendiendo y disfrutando de la "universidad de la vida", a los 19 años mis padres me dieron el típico ultimátum que se nos daba por aquel entonces a los jóvenes “o estudias o trabajas, pero vagos no queremos en casa” y en ese momento opté por el beneficio a corto plazo y me puse a trabajar. Teniendo en cuenta que solamente tenía la Enseñanza Secundaria Obligatoria, al único trabajo que pude aspirar fue al de aprendiz de dependiente en una empresa de venta de suministros industriales al por mayor (una tornillería). Las condiciones laborales eran una 💩, 2 años de contrato de prácticas sin derecho a prestación de desempleo, jornada partida de lunes a viernes de 9:00 a 13:30 y de 15:30 a 20:00 (45 horas semanales) y labores de mozo de almacén a pesar de estar contratado como dependiente… y todo 595 € al mes… vamos todo un chollazo 😂.
Era un trabajo duro, moviendo de forma manual cajas muy pesadas de tornillos, electrodos, bobinas de hilo de soldar y todo tipo de suministros metálicos; lo cual tenía sus cosas buenas, ya que el esfuerzo físico hacía que no necesitara ir al gimnasio 💪. Además, tenía una carretilla elevadora a mi disposición y me lo pasaba genial atendiendo a los clientes y probando con ellos diversos tipos de maquinaria: soldadoras, sopletes, dobladoras, taladros… incluso llegue a probar las máquinas de corte por plasma (que sensación la de cortar el hierro como si fuera mantequilla). Han pasado muchos años, pero cuando veo cualquier tipo de tornillo todavía soy capaz de decir de memoria la referencia de este, el tipo de rosca que tiene, y sus principales usos 🤪. De todos modos, lo mejor de este trabajo es que fue el detonante que me llevo a cambiar de vida y labrarme un porvenir en otro ámbito completamente distinto: el Derecho.
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«CENSURADO»
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Nada más acabar la licenciatura en junio de 2012 solicité la certificación del título para colegiarme como abogado lo antes posible. El motivo de estas prisas era que los últimos licenciados en Derecho nos habíamos librado “in extremis” de la obligatoriedad de tener que hacer un Máster de año y medio y un examen de acceso a la profesión tal y como se les obliga actualmente a los Graduados en Derecho (un Máster que acabaría realizando de forma voluntaria, pero una cosa es hacerlo libremente por adquirir conocimientos y otra muy distinta que te obliguen)
Una vez colegiado, como no me apetecía trabajar por cuenta ajena y quería probar suerte por mí mismo y ser mi propio jefe, alquilé un pequeño despachito a pocos metros de los juzgados (un gran error visto en perspectiva) y empezó la parte difícil... ¿Cómo consigo clientes? 🤔. La abogacía no es lo que era, ya no basta con poner la plaquita en el portal y esperar a que suban los clientes como se hacía antiguamente. Los que no tenemos padrino en la profesión solemos tener muchas dificultades para poder instalarnos por cuenta propia. Los primeros casos que lleve eran de familiares (otro gran error de novato, como decía Vito Corleone “Amistad y negocios: agua y aceite". También me registré en decenas de portales y marketplaces de abogacía para tratar de conseguir clientes contestando a las preguntas que estos planteaban en este tipo de sitios web, con la esperanza que alguno acabara contratando mis servicios; esta estrategia también fue un error ya que el tiempo necesario para redactar una respuesta medianamente coherente a cada consulta publicada no compensaba el porcentaje de clientes que finalmente contrataban mis servicios, a lo que hay que unir que una persona que plantea una pregunta jurídica en una plataforma gratuita raras veces acaba siendo un cliente de calidad.
De todos modos, quitando un poquito de aquí y otro poquito de allá, conseguía cubrir gastos todos los meses y quitar algún pequeño beneficio neto.
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Tras pasarme unas semanas trasteando con distintos CMS, a mediados de 2013 comencé a desarrollar mi propio sitio web. Nunca he sido bueno para la parte estética del diseño (fuera del blanco y negro con tonos azules me encuentro perdido) y tampoco es que se me dé bien elegir nombres, así que tras mucho deliberar lancé la primera versión de mi sitio web que bautizaría con el nombre de Click Jurídico -cuyo significado ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
No quería crear un mero sitio web presencial profesional como el de los despachos de abogados convencionales (como el que al final acabaría creando😅), lo que quería es una web 2.0 en la que ofrecer al s servicios jurídicos automatizados. La idea era ofrecer un catálogo de servicios que pudiesen prestarse en su totalidad (o al menos en su mayor parte) a través de medios telemáticos. Teniendo en cuenta que soy jurista y no diseñador de sitios web, la primera versión de Click Jurídico la hice creando una plantilla bastante cutre para Joomla.
En su día me sentí super orgulloso del trabajo que había realizado, ya que sin conocimientos previos había conseguido un sitio web funcional a través del cual el cliente podía proporcionarme los datos necesarios para cada procedimiento y tras pasar por una pasarela de pago rudimentaria se empezaba a tramitar el encargo. Este tipo de servicio no dio el resultado previsto ya que en 2013 aún no había estallado en España el boom de las compras electrónicas, y mucho menos en el sector de los servicios jurídicos. Siendo sincero he de reconocer que el diseño de este primer sitio web no ha sabido envejecer bien y actualmente me da un poco de vergüenza mostrarlo 🤭. Esta primera versión que todavía puede visualizarse en archive.org.
Lo único que merece la pena destacar de esta primera versión del sitio web es que ya desde su lanzamiento, en octubre de 2013, aceptaba Bitcoin como medio de pago, una criptomoneda cuyo funcionamiento había estado estudiando desde el año anterior. Es probable que fuera uno de los primeros abogados de España en aceptar y recibir bitcoins como pago por sus servicios. Concretamente, mi primer pago en BTC fué en febrero de 2014, reto a cualquier colega que pueda probar un pago en bitcoins antes de esta fecha ;P
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Viendo la ventaja competitiva que el uso de las TIC me proporcionaba frente a compañeros de profesión, rápidamente pivote profesionalmente desde los servicios jurídicos automatizados y el ejercicio tradicional de la abogacía hacia la especialización dentro sector del Derecho TIC centrándome principalmente el derecho a la libertad y seguridad de los datos.
Dentro de un concepto tan amplio como el Derecho TIC, descubrir Bitcoin y vincularlo con mi profesión (abogado) fue otro hito en mi carrera profesional y que me metería de lleno en el universo de las criptomonedas, de las cadenas de bloques, de los activos digitales y de todo un ecosistema que no para de crecer. Desde entonces me fascina la idea expuesta por Antonopoulus de un sistema en el que la justicia, en lugar de ser impuesta por un tercero, sea el resultado natural del propio sistema, a partir de esta idea comenzó mi acercamiento y estudio, desde un punto de vista de la teoría del Estado, de las comunidades cypherpunks y criptoanarquistas que se encuentran detrás del desarrollo de todo tipo de técnicas de cifrado desde los mismos orígenes de Internet (el propio Sir Tim Berners Lee, padre de la World Wide Web es uno de los cypherpunks más reconocidos, ya que a lo largo de su carrera profesional siempre ha defendido el open data, la neutralidad de la red, la privacidad y la apertura de la web).
El comenzar a estudiar 2012 los activos criptográficos desde un punto de vista legal, y el haber podido trabajar en procedimientos judiciales y proyectos relacionados bitcoin y otros activos digitales, me ha permitido conocer de primera mano cómo ha sido y como está siendo la evolución del sector. Resulta emocionante abrirse paso por un terreno inexplorado jurídicamente ya que los retos a los que te enfrentas son constantes. Los casos relacionados con activos criptográficos en los que he trabajado han sido de los más variopintos y algunos incluso dignos de película como por ejemplo MTGox, Silk Road o BTC-e; sin embargo, no puedo entrar en detalles por cuestiones de secreto profesional 🤐 y porque algunos de estos casos todavía se encuentran abiertos. Asimismo, el ecosistema bitcoin me ha permitido entender y desempolvar, 14 años después, algunas de las enseñanzas sobre teoría del Estado y Derecho político de mi época universitaria.
«TOP SECRET»
Después de los activos criptográficos, mi segundo ámbito de especialización es la protección de datos y la privacidad, pero a diferencia de la mayor parte de compañeros que restringen el ámbito de la protección de los datos a la aplicación y estudio del RGPD y de las recomendaciones y resoluciones de los organismos estatales de control (en España la AEPD); yo extiendo dicho ámbito de protección a las relaciones entre los propios estados y los ciudadanos, ya que, como planteaba el poeta romano Juvenal en el siglo I, tomando como base los Diálogos de Sócrates: custodiet ipsos custodes? O ¿Quién vigila al vigilante?
Resumiendo todo este tostón, dentro de todos los ámbitos que abarca el Derecho en general y el ejercicio de la Abogacía en particular, me decante por su Rama Tecnológica, dentro de este en las TIC y dentro de estas en Protección de Datos y Privacidad (tanto técnica como legal), de ahí que haya encajado perfectamente en el ecosistema de Bitcoin y demás activos criptográficos participando como DPO en diversos proyectos.
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No se si describirme como maestro, profesor, formador, divulgador o con cualquier otro término similar; es por ello por lo que prefiero calificarme a mí mismo como “docente, del latín docentis” o persona que “enseña” a las demás en muy diversos ámbitos, principalmente relacionado con digitalización, protección de datos, activos criptográficos y medio ambiente. Cuando digo que soy “todoterreno” es porque soy capaz de adaptarme a auditorios de lo más variopinto; me adapto a lo que sea, como la historia de aquel viejo profesor que se las tenía que apañar para enseñar a sus jóvenes alumnos diversas materias con el único libro de que disponía: El Quijote.
Mi experiencia docente se concreta en los siguientes ámbitos de enseñanza:
Ambas instituciones me ficharon como profesor tras finalizar mi doble Máster en Derecho y Políticas Públicas Medioambientales y Derecho y Sostenibilidad. Este fichaje fue debido a dos hechos: el primero las calificaciones obtenidas durante mi etapa como estudiante (matrículas de honor y mención de honor en uno de los Másteres) y el segundo por haber obtenido el primer premio en el certamen Greenweekend 2015 tras presentar uno de los proyectos elaborados para el Máster.
La verdad es que este trabajo me encanta, ya que las clases se imparten online, mis alumnos siempre me han tratado de maravilla y me han valorado genial y siempre he tenido completa libertad de cátedra para elaborar el programa y los contenidos de cada materia que he impartido. Descubrí que la mejor forma de quitar partido mis conocimientos en derecho medioambiental era meterme de lleno a investigarlo para poder preparar la docencia. He impartido un montón de materias distintas para un montón de Másteres, todas ellas relacionadas con el derecho y el medio ambiente, aunque siempre trato de meter mi pincelada TIC en todos los cursos 😉.
Y aquí tenemos una de las cuestiones que me plantean en muchas ocasiones: ¿Cómo puedes defender el medio ambiente y estar a favor de las criptomonedas? Como buen gallego, suelo contestar con otra pregunta: ¿y por qué no?, el problema no es que una tecnología o una actividad económica consuman más o menos energía, sino que el verdadero problema es que dicha energía no provenga de fuentes renovables y sin emisiones de gases de efecto invernadero. En este sentido creo que los activos digitales, a medio plazo, van a favorecer el desarrollo de nuevas fuentes de energía renovables ya que el poder transformar energía en dinero sin necesidad de intermediario va a hacer que la gente rápidamente descubra nuevas formas de obtener energía (la necesidad agudiza el ingenio). De todos modos, este es un tema sobre el que podría hablar y debatir largo y tendido.
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Desde 2017 trabajo como formador freelance para NTT Global Data, empresa que colabora con la AMTEGA en la implantación del expediente judicial electrónico en el ámbito de la administración de Justicia. Mi trabajo consiste en enseñar a utilizar los programitas que jueces, fiscales, LAJs y el resto de personal del juzgado tienen instalados en sus ordenadores (software de tramitación y gestión, expediente judicial electrónico, grabación de vistas, firma electrónica, notificaciones telemáticas y un largo etc.)
Lo mejor de este trabajo es que me permite conocer el funcionamiento interno de la Administración de Justicia. Además, también me ha permitido conocer a un montón de jueces, fiscales, letrados, tramitadores, gestores, auxilios judiciales y demás personal de la Administración de Justicia; desde Tribunales Superiores y Audiencias Provinciales hasta partidos judiciales perdidos de la mano de Dios. Que distintas son las cosas en un juzgado de capital y en uno de pueblo… en el segundo se trabaja a otro ritmo y sin perder el contacto con las personas 😍 ya que en estos partidos judiciales pequeños todo el mundo se conoce).
Como curiosidad, durante esta época como formador me toco dar clases a algunos de los jueces que me habían dado a mi clase durante mi época universitaria, incluido el juez con el que estuve preparando las oposiciones de judicatura. Tengo cientos de anécdotas sobre estas formaciones, pero… no puedo contarlas… ¡Maldito secreto profesional y maldita cláusula de confidencialidad!
«TOP SECRET»
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De todos los ámbitos educativos y de formación en los que he trabajado, el preparar a opositores es el peor de todos… Los opositores no acuden a clases para aprender, sino simplemente para aprobar una prueba selectiva y conseguir un trabajo de por vida, por lo que quieren son trucos para lograr superar unos exámenes que no buscan demostrar los conocimientos adquiridos sino simplemente eliminar candidatos.
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Este trabajo podría decirse que era un hobbie remunerado ya que básicamente lo que hacía era jugar con los jóvenes al tiempo que les enseñaba conocimientos básicos de programación (principalmente mediante Scratch) y montar robots con Arduino. Vamos, que un friki como yo se encontraba en su salsa, aunque a veces resulte complicado lidiar con un grupo grande de niños (como por ejemplo el día que me fui a casa con el mordisco de un alumno de 6 años :D). Tengo que decir que la ilusión con la que me recibían los chavales al llegar a clase no la encontré nunca en el resto de los ámbitos educativos en los que impartí docencia.
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Normalmente se pone los títulos más “pro” delante. Pero para entender mejor la evolución académico-formativa de una persona creo que es mejor empezar por el principio (al igual que ya hice con mi experiencia profesional)
Durante mi infancia fui buen estudiante hasta que dejé de serlo cuando experimenté esa revolución hormonal conocida como pubertad o edad del pavo, que en mi caso coincidió con la época de los ordenadores personales, los cibercafés y los primeros servicios domésticos de conexión a Internet (desde la 6 de la tarde hasta las 8 de la mañana). Era la época de las conexiones de 56 kbps a través de un cable que conectabas a la toma telefónica dejando a toda la casa sin línea, la época de descubrir lo que realmente es la música a través de Napster (posteriormente eDonkey, eMule y del resto de redes P2P que comenzaban a crearse) y la época del IRC y su famoso servidor hispano. Todo un mundo nuevo que abría una infinidad de posibilidades y experiencias para un adolescente predigital.
Mis resultados académicos comenzaron a empeorar a pasos agigantados ya que la educación secundaria reglada del sistema educativo no despertaba en mi ningún interés. En palabras de Fito Cabrales “el colegio poco me enseñó, si es por el maestro nunca aprendo, a empezar la casa por el tejado, a coser mi alma rota a perder el miedo a quedar como un idiota”. En este sentido resulta curioso que, durante mi etapa como estudiante de secundaria, dos profesores de dos centros educativos distintos dijeron a mis padres que “este joven no vale para estudiar, lo mejor que pueden hacer por él es ponerlo a trabajar”.
Al final, como si se tratase de una profecía autocumplida, con 17 años recién cumplidos pasaba las noches surfeando por la web y chateando en distintos canales del IRC, las mañanas durmiendo mientras mis padres trabajaban o asistiendo a alguna asignatura de un ciclo de formación profesional de desarrollo de aplicaciones informáticas que nunca llegue a finalizar y las tardes paseando y haciendo tiempo para regresar a casa a conectarme a Internet.
Lo más gratificante de todas las horas que pasaba pegado a la pantalla del ordenador era la posibilidad de acceder a más información de la que jamás hubiese imaginado, comunicarme con personas de todo el mundo, montar servidores FTP para intercambiar archivos, descargar contenidos y experimentar con cientos de softwares, etc.
Este estilo de vida me duro poco, y con 19 años recién cumplidos se me dio un ultimátum: "si no quieres estudiar, te pones a trabajar que ya eres mayorcito". En este momento, con solo el título de Educación Secundaria bajo el brazo, abandoné por completo la educación reglada durante los siguientes 2 años al tiempo que comencé mi primera experiencia laboral “regulada” como comercial en la venta al por mayor de suministros industriales
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Después de haber pasado dos años en un puesto de trabajo en el que resultaba imposible conseguir cualquier tipo de reconocimiento o promoción interna; opté por seguir el consejo de la que era mi novia por aquel entonces (y que ahora es mi mujer y la madre de mi hijo) cuando me dijo: “Si no estás a gusto en tu trabajo, en vez de tanto quejarte, ¿Por qué no vuelves a estudiar” Dicho y hecho, en el siguiente curso escolar ya me encontraba compatibilizando mi trabajo con mis estudios.
Durante los siguientes dos años estudié por mi cuenta 1º y 2º de Bachillerato en el INGABAD (Instituto Gallego de Bachillerato a Distancia), ya que no era necesaria la asistencia a clases (aunque quisiera no podía debido a mi jornada laboral partida). A pesar de que mis calificaciones no fueron muy buenas (6,75 de media) logré quitar curso por año y aprobar selectividad en junio del mismo año en que acabé 2º de Bachillerato.
Mis calificaciones de selectividad no fueron brillantes, se podrían destacar el 10 sobre 10 en economía (debí ser de los pocos que se dieron cuenta que el balance estaba descuadrado… hay que ser muy hijo de **** para poner un balance descuadrado en el examen de selectividad) y el 9 sobre 10 en inglés. De todos modos, estás calificaciones me permitieron ser la mejor nota de selectividad de todo mi instituto (como dice el refrán: "en el país de los ciegos el tuerto es el rey”.
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Tras aprobar selectividad en junio de 2007, en septiembre de ese mismo año me mudé de Lugo (mi “city” natal) a mi querida Coruña town, donde comencé mis estudios de Derecho en la universidad de la ciudad. En este sentido puedo decir con orgullo que soy la penúltima promoción de Licenciados en Derecho regida por el Plan del 53 que dividía los estudios en 5 años que suman un total de 25 asignaturas anuales (5 asignaturas por curso, excepto en primero que son 4 y en cuarto que son 6). Un Plan mucho más árido y clásico que el actual Grado de 4 años con base en créditos ECTS y asignaturas cuatrimestrales, algunas de las cuales incluso son optativas.
El haber empezado la carrera con 24 años, en lugar de a los 18, tras haber pasado por otras experiencias profesionales previas y el haber cursado el bachiller de forma autodidacta me permitió afrontar esta etapa de mi vida desde una óptica distinta. Durante esta época, algunas de mis habilidades pensamiento lateral, que hasta ese momento nunca me habían aportado más que problemas, en el ámbito del estudio y la investigación comenzaban a ser valoradas; al tiempo que comencé a desarrollar otro tipo de habilidades de ingeniería social gracias al estudio de la teoría del Estado, de la filosofía del Derecho y del binomio cohesión-adaptación con el auditorio de Aulis Aarnio.
Si durante 5 años mi trabajo fue “contar tornillos y colocar cajas” al entrar en la Universidad entendí que mi trabajo había cambiado por uno mucho mejor: Estudiar, aprender y confrontar conocimientos, trabajando -como diría Miguel Anxo Bastos- “duro, durísimo” (algo que siempre he hecho en todas las facetas de mi vida).
Todo este trabajo dio su fruto ya que, además de quitar la carrera limpia (curso por año), obtuve 8 Matrículas de Honor (que en asignaturas anuales de la Licenciatura por el plan del 53 equivaldrían unas 16 Matrículas de Honor de asignaturas cuatrimestrales de los actuales Grados) y, mi mayor logro, consistente en aprobar todas las asignaturas en la primera convocatoria de junio, lo que me permitió pegarme unas muy buenas vacaciones de verano durante los cinco años de carrera al no tener que preparar ninguna materia para septiembre.
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En septiembre de 2012 comencé a preparar las oposiciones para judicatura de la mano de uno de los mejores preparadores de España, que había sido uno de mis profesores en la universidad y que actualmente ocupa un cargo en el Tribunal Supremo. No voy a decir su nombre, pero sus inicios como juez en Galicia fueron llevados a la ficción a través del personaje del juez Beigbeder en la serie de “Fariña” (ya he dado demasiadas pistas).
En muy poco tiempo me di cuenta de que, a diferencia de estudiar e investigar, opositar para este tipo de cargos no era lo mío. No se valora entender la norma, aplicarla a un supuesto real o interpretarla hasta llevarla al absurdo, lo único que se valora en este tipo de procesos selectivos es la capacidad para memorizar temario, y “cantarlo” con la mayor literalidad posible, cronometro en mano, en 12 minutos.
La decisión de dejar de preparar la oposición llegó un día tras pasarme 8 horas memorizando y recitando las modificaciones que se han realizado en el articulado del Código Civil desde 1889 hasta la actualidad (incluido el año en el que se realizó dicha modificación). Fue un este momento de lucidez en el que me pregunté a mí mismo si realmente quería pasarme los próximos años repitiendo esta misma rutina a la que no le veía sentido alguno ni sentía que estaba aprendiendo nada. La respuesta fue un rotundo no, la recompensa por este esfuerzo memorístico (un trabajo fijo como juez) no me compensaba el coste en tiempo que tenía que emplear en memorizar, sino que además era esta una tarea que no despertaba en mi ningún tipo de inquietud o satisfacción intelectual.
Visto en perspectiva, dejar rápido esta oposición fue una de las mejores decisiones que he tomado en toda mi vida, ya que esta tenía preparada para mis unos caminos completamente distintos a los de un funcionario de la Administración del Estado.
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Al dejar de preparar la oposición me vi en la tesitura de tener que decidir el nuevo rumbo que quería marcar con mi carrera profesional y lo primero que hice fue continuar mis estudios.
Dado que los plazos de matriculación de los Máster y Posgrados públicos oficiales ya estaban cerrados, me matriculé en un Máster Online en Derecho y Políticas Públicas Medioambientales que tenía doble titulación por la Universidad de Castilla La Mancha (España) y por la Escuela Jacobea de Posgrado (México). Después de pasarme meses memorizando textos normativos, empezar un Máster fue un reencuentro con una de mis vocaciones: el estudio y la investigación. De todos modos, nunca llegue a trabajar como abogado ambientalista ya que las salidas profesionales mejor pagadas no suelen estar orientadas hacia la protección del medio ambiente, sino hacia la búsqueda de lagunas legales para su destrucción. Como señala Roberto Saviano en su libro Gomorra: “una de las mayores habilidades de los stakeholders es la de saberse de memoria la CER (Clasificación Europea de Residuos) y saber como manejarse con el (…) lo que les permite saber cómo tratar los residuos tóxicos, como eludir normas, como ofrecer a la comunidad empresarial atajos clandestinos”. Definitivamente, no era mi vocación convertirme en un stakeholder…
En septiembre de 2013, cuando ya llevaba un año ejerciendo como abogado, y encontrándome todavía cursando la doble titulación en Derecho medioambiental (al ser un Máster de 2 años) consideré que sería una buena idea matricularme en el Máster de la Abogacía, un programa de estudio que se encontraba en su segunda edición y que venía a sustituir a la antigua Escuela de Práctica Jurídica de los Colegios de Abogados. Este Máster (y su posterior examen de acceso) es requisito indispensable para que los Graduados en Derecho puedan colegiarse como abogados ejercientes (el famoso 4+2), sin embargo, es una titulación voluntaria para los antiguos Licenciados, quienes estamos exentos de este y del examen de acceso. De todos modos, consideré que sería una buena idea completar mi formación en Derecho con una perspectiva práctica del mismo enfocada al ejercicio de la abogacía. Las cosas no salieron como yo esperaba, ya que la clase estaba dividida entre Graduados en Derecho, que entendían el Máster como una preparación para el examen tipo test al que se tendrían que someter posteriormente para para poder acceder a la abogacía (al más puro estilo autoescuela) y Licenciados en Derecho, que buscábamos en el Máster profundizar en los aspectos prácticos de la profesión, tal y como se hacía en la Escuela de Práctica Jurídica que había sido sustituida por el Máster. Tanto el programa como los contenidos se notaba que habían sido improvisados ya que esta titulación todavía se encontraba en su segunda edición, pero, de todos modos, ya que estaba matriculado traté de quitarle el máximo provecho posible.
Compatibilizar el estudio de 2 Másteres a la vez y compatibilizarlos con el ejercicio de la abogacía fue todo un reto personal y los resultados fueron satisfactorios. Esta simultaneidad de estudios desembocaron en un hecho muy curioso, y es que la casualidad quiso que me coincidiera la defensa de los dos Trabajos de Fin de Máster el mismo día, el del Máster de la Abogacía a la mañana de forma presencial y el del Máster de Derecho Medioambiental a la tarde por videoconferencia. Creo que debo ser de las pocas personas del mundo -sino la única- que se ha tenido que enfrentar a una situación cómo está. Aún recuerdo el agotamiento mental al final de ese día… no se cómo fui capaz de preparar la defensa de dos temas completamente distintos como son “El cannabis: marco legal y jurisprudencial en España” (Leer) que preparé para el primero de los Másteres y el “Marco jurídico español sobre la extracción de hidrocarburos no convencionales mediante la técnica de la factura hidráulica (Fracking)” (Leer) para el segundo.
El estar trabajando como abogado y estudiando 2 Másteres, me quitaba muchísimo tiempo y muchas veces tenía que instaurar una especie de “economía de guerra” para centrarme en quitar adelante trabajo según la prioridad inmediata del mismo. De todos modos, concluí ambos estudios de posgrado con unas calificaciones bastante buenas que se sintetizan en una calificación media de 8,8150 en el Máster de la Abogacía y en una Mención de Honor en el Máster de Derecho y Políticas Públicas Medioambientales (con una calificación media de 9,6000).
El fin de la trilogía de los Máster del Universo lo marcará (al menos de momento y creo que no tengo intención de cambiar de parecer) el Máster del Profesorado cursado en 2017. El principal motivo que me llevó a cursar este postgrado es que se trata de una titulación habilitante para poder trabajar como profesor de secundaria dentro de la administración pública y nunca está de más tener un plan B en el ámbito de la docencia y de la dulce estabilidad del funcionariado. Asimismo, y teniendo en cuenta que por aquel entonces ya estaba trabajando como profesor en una no me vendría complementar mis estudios en al ámbito del derecho con estudios relacionados con la docencia.
Todos estos Másteres, y una montaña de papelitos que acreditan haber realizado muchos cursos de distinta duración y contenido, saciaron mi sed de “titulitis” al tiempo que me convirtieron en un férreo detractor de la formación reglada o regulada, que hace que lo relevante no sea tener unos determinados conocimientos, sino tener un papelito que te acredite dichos conocimientos. A partir de este momento comencé a formarme de forma autodidacta, que me permite buscar en cada momento el conocimiento exacto que necesito, sin este venga adornado con toda la serie de contenidos de relleno característicos de la formación reglada.
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Como ya comenté, además de la licenciatura en Derecho y los 3 (4) Másteres (dos titulaciones oficiales y dos propias de la universidad), también realicé un montonazo de cursillos sobre muchos temas distintos, aunque la mayoría están centrados en el ámbito de la enseñanza, del derecho o de las TIC; y de los cuales siempre se quita, en mayor o menor medida, algún nuevo conocimiento interesante.
Para no gastar especio en enumerarlos todos, y para darle un toque artístico a la web (haciendo un guiño al mural en NFT que Beeple vendió por 69 millones de USD) he decidido presentar todas los diplomillas, certificados, acreditaciones y demás papelitos que me han dado por realizar estos cursos. (no se si crear un NFT con la imagen, a ver si hay suerte y se vende por unos millones de USD 😂)
De todos estos cursos, los más relevantes sería el Certificado Avanzado de piloto de Drones por el cual la Agencia Española de Seguridad Aérea me habilita para pilotar (incluso fuera del espacio visual) drones de hasta 25 kg de peso (como me gusta decir, este curso me otorga los galones de comandante de aeronaves pilotadas por control remoto😁) y el Curso de Experto en Delegado de Protección de Datos de acuerdo con el esquema de la Agencia Española de Protección de datos (como podéis comprobar, me encanta el estudio del dato, de su regulación y de sus distintas formas de protección).
Actualmente, cada vez realizo menos cursos y me decanto más por la autoformación a través de libros especializados, ensayos, artículos académicos, videotutoriales, etc. Dado que el tiempo del que dispongo es limitado, últimamente prefiero separar el grano de la paja y acceder directamente al contenido o conocimiento que realmente necesito en cada momento.
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La respuesta es sencilla: para proteger tu privacidad
A pesar de que la filosofía de "Makinavaja" (personaje emblemático del famoso comic creado por Ivá) considera que “en un mundo podrido y sin ética, a las personas sensibles, solo nos queda la estética”, me niego a adoptar esa actitud cínica y creo que el contenido debe ser más importante que la estética del contenedor. (también podría decir que etiquetar y maquetar texto en HTML y CSS me resulta, en cierto modo, relajante).
También el diseñar este “currículo” a modo de FAQ es un pequeño homenaje al Cyphernomicon del gran Timothy C. May, dentro del cual se encuentra el famoso “Manifiesto Cripto Anarquista
Además de esta cuestión de principios, este tipo de sitios web tienen muchas otras ventajas, ya que su carga es extremadamente rápida debido al poco peso de sus archivos y a la optimización del tamaño de las imágenes, su código es abierto y auditable, y es completamente segura ya que además del su correspondiente certificado SLL (que, aunque resulte básico me sorprende que muchos sitios web aún no lo tengan), no ejecuta JavaScript con lo que se reduce el campo de exposición a vulnerabilidades. Asimismo, todos los archivos de este sitio web se encuentra firmados con mi clave PGP.
Por si fuera poco… a través de este sitio web no se recopilan datos personales de los visitantes (Como dice Fidel Castro en el inicio de Scarface “no los queremos, no los necesitamos” Asimismo tampoco instala ningún tipo de cookie o cualquier otro sistema de trackeo en los dispositivos de los visitantes (privacidad desde el diseño y por defecto elevada a la máxima potencia)
En resumen, un sitio web simple, sencillo y seguro, a la par que elegante xD
PD: Si el sitio web personal de Richard Stallman sigue estas mismas pautas, por algo será… Vamos a seguir la estela de los que conocen la parte técnica de la privacidad mucho mejor que nosotros.
Información sobre el sitio web:
✅ Google Pagespeed Insight- Resultado: 100% PC / 99% smartphone
✅ W3C HTML validation service- Resultado: No errors or warnings to show.
✅ W3C CSS validation service- Resultado: Este documento es CSS versión 3 + SVG válido.
✅ Todo el contenido de esta página web esta publicado con Licencia de atribución Creative Commons (CC BY)
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diazjaneiro arroba clickjuridico punto es - Cuenta de correo profesional contratada con OVH. Privacidad
mdj arroba protonmail punto ch - Cuenta de correo cifrada de Protonmail. Nivel de seguridad alto si tu tambien tienes cuenta de correo con este proveedor. Privacidad
@emecede - Usuario de Telegram. Nivel de seguridad alto. También puedes encontrarme en el grupo @CryptnLaw y en el canal @CryptnLaw_Channel. Privacidad
@MDiazJaneiro - Usuario de Twitter. Mejor no hablar de nivel de seguridad, puedes seguirme, pero mejor no te comuniques conmigo por el sistema de mensajería de la red del pajarito. Privacidad
Si quieres aumentar el nivel de seguridad más alto puedes utilizar mi clave pública PGP para cifrar cualquier mensaje.
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